No hay dudas que el TC en Rafaela es uno de los espectáculos automovilísticos más convocantes del “mundo tuerca”. Pero este artículo no es una semblanza deportiva, sino que trae a la memoria uno de los casos más resonantes dentro de las crónicas policiales que conserva en su archivo Rafaela Noticias.
Para contarlo bien hay que retroceder el almanaque hasta septiembre de 2015, más precisamente, a la madrugada del 5 de ese mes.
En la previa a la carrera que después tuvo como ganador a Omar Martínez y su Ford, cientos de fanáticos “tuerca” peregrinaron hasta el “Templo de la Velocidad”, para delirar con los pilotos y las máquinas que marchan a casi 200 kilómetros por hora.
Entre todos ellos, un hombre manejando un Fiat Duna llegaba desde la ciudad de Santa Fe, se instalaba al costado de la pista y armaba una carpa tipo iglú. Nada parecía fuera de lo común. Pero los investigadores estaban desde temprano, siguiéndolo. ¿Porqué? ¿Qué había de especial en este sujeto que lo hacía destacar entre la marea humana?
Las horas pasaban, y la gente iba y venía. Entraban a la carpa y, tras algunos minutos, salían. El conductor del Duna, afuera, estoico cual centinela. Cae la noche y la rutina en la carpa, sigue. Al otro lado del predio, se imparten órdenes, suenan los “handys” y las Tropas de Operaciones Especiales se preparan para actuar.
En cuestión de segundos, la carpa está rodeada de policías y el hombre del Duna está esposado. ¿Qué pasó? ¿Qué hizo para que enviaran por él a la fuerza de élite de la Policía de Santa Fe?
“La carpa del amor”
El archivo de Rafaela Noticias relata que esa madrugada, la Brigada de Trata dependiente de la por entonces Secretaría de Delitos Complejos, había realizado el procedimiento para desmontar un “garito” dedicado a la facilitación de la prostitución.
En el lugar, fue detenido Mario Espíndola, de 40 años, quien había trasladado desde la ciudad capital, a tres mujeres de unos 20 años y las ofrecía a cambio de dinero.
En los Tribunales de Rafaela, luego se ventiló que Espíndola ya aparecía en el radar de la Justicia, cuando algunas grabaciones lo ubicaban cerca de Rosario y en Puerto San Martín llevando a cabo las mismas actividades que en el autódromo de Rafaela.
La condena
Tras estar aproximadamente un año en prisión preventiva, luego de que el Fiscal Guillermo Loyola le atribuyera el delito de “facilitación de la prostitución”; Espíndola fue condenado a 4 años de cárcel por el entonces Juez Alejandro Mognasachi.
Si bien nunca más se volvió a saber de Espíndola, su caso pasó a formar parte de la historia judicial local y, tras casi una década sigue comentándose.
Y así se cierra el archivo de Rafaela Noticias, pero, pronto, volverá a abrirse de nuevo.
