Se los suele ver recorriendo las calles de la ciudad anunciando con altoparlantes la compra de baterías viejas, calefones, motores de heladeras y otras chatarras que tengan metales. Pero lo cierto es que esta actividad de compra ambulante no está permitida en la ciudad, según consultó RAFAELA NOTICIAS con diferentes fuentes municipales.
De acuerdo a lo que pudo conocer este medio, la actividad está ejercida por personas foráneas, principalmente provenientes de las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Cuando son detectados en la vía pública se comisiona tanto a la GUR o a Protección Vial y Comunitaria, quienes les solicitan que se retiren de la ciudad. Incluso interviene la policía si es necesario. "Dónde venden lo que tienen no nos dicen, eso es una tarea que le corresponde a la Justicia, lo que nosotros hacemos es echarlos de la ciudad apenas los detectamos", comentó una autoridad local. Otra fuente vinculada al tema legal, señaló que en Rafaela no existe normativa que contemple la compra- venta ambulante de los metales, por lo que no está permitida esta actividad. Y agregó: "De acuerdo a los datos que tiene la policía son los que fomentan la compra y venta de todo ese material que puede ser robado y demás. Incluso también están infringiendo una ley impositiva porque no pagan tributos", algo que por lo general hacen quienes ejercen el comercio en la ciudad, incluyendo los vendedores ambulantes.
¿Qué pasa con los que compran chatarras en un lugar fijo?
En el caso de las chacaritas, las mismas sí aparecen contempladas en una ordenanza (Nº 3.471 y sus modificaciones posteriores mediante la ordenanza Nº 3.890) que habilita la instalación de estos lugares, pero solamente en la zona rural. Prohibiendo además se ubiquen con el frente hacia Bv. Roca y hacia las rutas 70 y 34. Algo que si no se cumple podría ser motivo de clausura por parte del Municipio. La zona que esta normativa habilita (aparece rayada en el plano) para la instalación de chacaritas es de la ruta 34 hacia el oeste; pero al ser la ordenanza del 2006 ( tiene casi 20 años), hay un sector que en la actualidad ya no es rural, sino totalmente urbano y residencial. Por lo que seguramente en algún momento habrá que actualizar la normativa correspondiente.
Robo de metales: cortar la cadena de comercialización
Lo anteriormente descripto está en las preocupaciones de las autoridades locales, tanto municipales como policiales. Es que son frecuentes las denuncias por robos de cables a empresas o instituciones, como así también la sustracción de floreros del cementerio, tapas de cloacas, medidores de agua y ahora medidores de luz domiciliarios, canillas y picaportes de puertas - tal como lo reveló RAFAELA NOTICIAS-. Todos elementos que tienen un solo destino: extraerles el cobre, el bronce u otro metal para luego venderlo ya sea en chacaritas o bien a compradores ambulantes.
Si bien existen varias detenciones de personas que roban metales, la intención de las autoridades es ir más allá y atacar la cadena de comercialización. Por eso se vienen realizando allanamientos a chacaritas, aunque por ahora sin grandes resultados en cuanto a hallazgos. Está claro que una vez que este tipo de elementos se reduce, se hace difícil conocer la trazabilidad del mismo, es decir, saber si se trata de un metal robado o no y de dónde proviene exactamente. Ni hablar si se tiene en cuenta que casi la totalidad de los lugares de compra venta de chatarras funcionan de manera informal. Por eso a nivel provincial lo último que se realizó fue reglamentar una ley que busca poner fin a los robos de metales, la cual establece por un lado crear un registro de personas que vendan estos tipos de elementos, y por otro lado fomentar la inspección, control y eventuales clausuras de estos lugares. Para lo cual crea una Mesa de Coordinación que tendrá representantes de los Ministerios de Gobierno, Seguridad y de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat. La ley fue reglamentada a finales de julio pasado, y habrá que evaluar de acá a un tiempo si cumplió o no con el fin establecido.
