Cerca de las dos de la mañana de este miércoles todavía no llovía, pero ya había presagios de tormenta en la madrugada del barrio Sarmiento. Los ladridos de un perro rompieron la tranquilidad de la noche y fueron suficientes para que el dueño de la mascota se alertara de que algo raro estaba pasando. El hombre se asomó para chequear lo que pudiera estar ocurriendo en el pequeño taller de bobinado que tiene en el fondo de un largo pasillo que da frente a avenida Italia, acceso protegido con un portón de rejas metálicas y que también sirve de entrada a algunos departamentos que se encuentran en la planta superior de una propiedad adyacente. Vio luces furtivas allí donde debía haber oscuridad. Quizás la linterna de algún celular. El perro no había ladrado en vano: había moros en la costa. Delincuentes en acción, mejor dicho.

De lo que sucedió adelantó algo RAFAELA NOTICIAS a primera hora de la mañana de este miércoles. El hombre se trabó en lucha con los malvivientes y enseguida algún vecino, también despertado por los ladridos y el tumulto, se sumó a la refriega. Uno de los delincuentes alcanzó a escapar: afuera lo esperaba un remise en donde había dos chicas cómplices, que hacían las veces de campana. Es que a dos cuadras escasas del lugar elegido como escenario del robo que no fue está la Comisaría Primera. De más está decir que patrulleros de la Comisaría o que van a la dependencia policial pasan permanentemente por ese sector.

El delincuente que se llevó la peor parte quedó retenido por los vecinos. El y su cómplice -que llegó a amenazar a las víctimas desde el lado exterior de la reja de acceso, mostrando un arma de fuego- ya tenían preparadas unas bolsas con un cuantioso botín: herramientas, bobinados eléctricos y rollos de cobre que se utilizan para los bobinados que hubieran significado una pérdida superior al millón de pesos para la víctima. No alcanzaron a llevarse nada, y la policía -alertada por las víctimas y por los vecinos- llegó para hacerse cargo del malviviente.

No quedaron ahí las cosas porque los que fugaron no fueron lejos. Volvió a entrar en acción el Centro de Monitoreo Municipal, el CEMU, que al estar comunicado con los móviles policiales y de la GUR puede chequear las cámaras en tiempo real. Fueron alertados sobre la fuga de un remise y luego del seguimiento por las imágenes, un móvil de la Patrulla de Acción Táctica interceptó al remise -un Chevrolet Prisma- en Ayacucho y Salva: el auto estaba a cargo de un hombre de 30 años, quien llevaba como pasajera a una joven de 24 años. En la requisa del vehículo encontraron una mochila con un arma de fabricación casera, tres celulares y dos billeteras con documentación personal y dinero en efectivo, quedando detenidas dos personas.