Por Miguel A. González

A ningún político le gusta aumentar impuestos. No se inventó todavía el edulcorante que ayude a mejorar el sabor de un anuncio que implique golpear el bolsillo de los contribuyentes. Por más argumentos comprensibles que se expongan, no es una medida simpática y acarrea costos. Pero si hay un momento para hacerlo es cuando comienza una gestión nueva luego de 32 años de hegemonía de un mismo color político.

Leonardo Viotti entendió esa lógica sencilla de todos los tiempos y actuó en consecuencia. Está lejos de ser un “shock” o algo absolutamente traumático: el 60% de incremento que tendrán las tasas y derechos municipales a partir del 1 de enero, que en otro momento del país podrían ser interpretados como un descabellado manotazo al bolsillo, hoy –desgraciadamente- es una cifra que suena hasta razonable considerando la disparada de los costos que afronta el municipio para cubrir una enorme gama de servicios. Peor aún: puede que el desenfreno de estos días haga que el porcentaje se quede muy corto.

En el mismo acto de aumentar los impuestos, la pastilla de edulcorante que utilizó Viotti fue el anuncio de que la reducción del gabinete que está programando para el inicio de su gestión implicará un ahorro de 160 millones de pesos anuales, a valores actuales. En un presupuesto de aproximadamente 30 mil millones de pesos como el que se apresta a aprobar el Concejo en diciembre, es apenas un 0,5%. No mueve la aguja. Pero es un gesto valioso por dos razones: primero, porque cumple una promesa de campaña, tan devaluadas últimamente; y segundo, porque le dice (figuradamente, claro está) a la comunidad de Rafaela: “miren, vamos a manejar esta estructura que es el municipio de Rafaela con la menor cantidad de ‘gerentes’ posible, usando lo que tenemos, sin resentir los servicios”.

El achique, por arriba

Si el achique debe empezar por arriba, es una buena primera señal la que dio Viotti. Implica un desafío, también: salvo alguna excepción, no entran al gabinete figuras con experiencia de gestión pública. Hasta tanto no se presente el gabinete y la nueva estructura orgánica que se está armando -¿será esta semana?-, lo que se conoce es que el Ejecutivo tendrá 8 secretarías y algunas subsecretarías, no más de 3.

Habrá un gran área de Infraestructura –o como se denomine- que abarcará lo que actualmente es Obras, Desarrollo Urbano y Medio Ambiente. El secretario será Nicolás Asensio, un joven ingeniero que viene de desempeñarse en la empresa Vial Agro y con experiencia básicamente en la construcción de carreteras. Es un hombre de la obra pública, del campo privado. No desconoce lo que hay enfrente, en el Estado, porque ha tenido que relacionarse con inspectores de obra, con funcionarios y técnicos que deben aprobar cambios en proyectos y resolver múltiples inconvenientes. Pero no estuvo nunca del otro lado del mostrador.

Por debajo suyo, con nivel de subsecretaria, estará la Arquitecta María Emilia Vidal, que tuvo su primera conversación con Viotti cuando éste ya estaba electo. Tiene dos masters en Desarrollo Territorial y está preparada técnicamente para el cargo. También tiene el desafío de ingresar a una estructura donde no elegirá colaboradores, sino que los tendrá que encontrar entre el personal a su cargo.

Generar confianza mutua es el primer paso, siempre. Por eso esta misma semana comenzarán –quizás con más demora de lo aconsejable- los contactos personales de futuros secretarios y subsecretarios con el personal de carrera que está en cada área.

Medio Ambiente tendrá un capítulo especial. El intendente electo quiere darle otra jerarquía al Instituto de Desarrollo Sustentable. Le dará en la práctica la autarquía que por ahora tiene sólo en la letra fría de la ordenanza. Al frente del organismo –donde ahora está la concejala electa y secretaria del Ejecutivo todavía en ejercicio Paz Caruso- designará a otro recién llegado: el abogado Enrique Soffietti, quien fuera presidente del Colegio de Abogados de Rafaela. El dato indica que a Viotti aprendió la lección que le dejó el tema de los límites de los fitosanitarios, y que además entiende que por allí, por lo legal, pueden venir las discusiones por venir.

El desafío social y lo que falta conocer

Se sabe que sobre fines de la semana pasada estuvieron en Rosario algunos integrantes del equipo de Viotti, como el Dr. Gabriel Cáceres -tendrá a su cargo la secretaría que se ocupará del área social y de Salud- y el hermano del intendente, Iván Viotti, hombre clave en el armado de la estructura política del futuro Departamento Ejecutivo. Tomar nota de algunas experiencias de Rosario fue el objetivo del viaje.

Sin embargo, Rafaela tiene sus propios desafíos. El intendente electo no se hace ilusiones: sabe que lo que vendrá será duro, que habrá un aumento de la demanda social de alcances todavía impredecibles. Hay un temor no expresado de que se dispare la desocupación -por la paralización de la obra pública nacional y por el impacto de un "shock" fiscal que impacte en los niveles de actividad del mercado interno- y el Estado local se encuentre sin herramientas para tapar la brecha, como las que suelen ofrecer algunos planes y programas propios.

El área Salud es otro tema preocupante. Hay una presión muy grande sobre el sistema público, que crecerá. Y allí ya se han encendido luces amarillas que se van tiñendo de rojo a medida que crece la incertidumbre sobre lo que ocurrirá en el plano económico. Se habla que la jefatura del Area de Salud (actualmente a cargo de Eter Senn) le fue ofrecida al Dr. José Rolando, padre de Augusto, quien ocupará la banca de concejal como suplente de Viotti cuando éste vaya a la Intendencia. Pero aún no se conoce quién estará a cargo de la dirección del Hospital Jaime Ferré, que entrará más temprano que tarde en proceso de mudanza hacia el nuevo Hospital en construcción.

Tampoco pintan las cartas de qué se hará con otros temas candentes: el transporte público, el mantenimiento tercerizado de espacios verdes -se renovó la contratación de la cooperativa a cargo del tema, pero avanzado el 2024 podría haber cambios-, la relación con la Región III de Educación (donde tampoco todavía hay funcionarios designados por la futura gestión provincial) y otras cuestiones significativas.

¿Y Pullaro?

El tema final para desentrañar es la relación de Rafaela con el gobierno provincial. En la nómina de funcionarios del gabinete de Maximiliano Pullaro no hay, ni en primera, ni en segunda ni en tercera línea, ningún funcionario relacionado territorialmente con Rafaela. ¿Qué grado de llegada tendrá Viotti con el nuevo gobernador, más allá de la pertenencia al mismo espacio de alianza que llevó a uno y otro al poder? Vale recordar que en las PASO Viotti jugó para Carolina Losada, y aunque Pullaro mostró ser amplio en la convocatoria a todos los sectores que participaron del triunfo electoral, no se mostró generoso en la distribución territorial no sólo con Rafaela, sino con el departamento Castellanos.

Existe el riesgo cierto de que se aplique la terapia del freezer para Rafaela en la agenda de prioridades provinciales. "Perotti ya les dio mucho", se suele escuchar en Santa Fe y Rosario, donde ahora se cocinan los platos del poder. No lo dicen sólo los pullaristas: también lo repiten los peronistas de las grandes ciudades, algunos de los cuales todavía ostentan el grado de ministros y nunca creyeron el "casette" del gobernador rafaelino, en el sentido de que la ciudad y la región estaban recibiendo la compensación por obras y atenciones que le habían sido negadas en 12 años de gobiernos socialistas.

Viotti no podrá y no deberá estar solo en la gestión de las respuestas que Rafaela necesita, en primer lugar en materia de seguridad: las organizaciones intermedias, y también el justicialismo, deberán asistirlo con firmeza en esa tarea. Porque siempre la ciudad debe ser lo primero. Para todos.