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Locales

Otro plan de viviendas parado desde hace meses: ¿qué se puede hacer para terminarlas?

Son 28 viviendas que pertenecen a la operatoria Construir Futuro, que impulsó el gobierno provincial durante la gestión anterior. Las obras están paralizadas desde agosto por lo menos.
Agrandar imagen Las viviendas paralizadas en el barrio 2 de Abril.
Las viviendas paralizadas en el barrio 2 de Abril.
Miguel A. González

Por Miguel A. González

Más de 8 mil familias rafaelinas están en lista de espera para conseguir una vivienda. Son personas que alquilan o viven "agregados" en otro hogar. Con la crisis económica actual y la brutal pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la desesperación de esas familias crece y el sueño de la casa propia parece cada vez más lejano.

Frente a un escenario de este tipo, la paralización de los escasos planes que hay en marcha para construir viviendas golpea fuerte. Ya se informó que desde mediados de febrero se cortaron totalmente los trabajos en los 48 departamentos de la operatoria PROCREAR en el barrio San José. Pero hay un caso más grave aún: por lo menos de agosto de 2023 se paralizaron las obras en las 28 casas que se construían en el barrio 2 de Abril.

Se trata de 28 casas de dos dormitorios, una de ellas con adaptación para discapacitados motrices, que ya tienen las paredes levantadas y los techos colocados, en algunos casos con los revoques también ejecutados. Todas las viviendas tienen frente sobre calles pavimentadas: Rafael Actis y Río Negro

En su momento se licitaron cuatro conjuntos habitacionales: 28 casas en el 2 de Abril, 3 en el barrio Italia, 6 en el Mora y 8 en el barrio Zazpe. Se harían dentro de la operatoria Casa Propia, Construir Futura, ejecutada por la provincia pero financiada con recursos nacionales. Desde el principio hubo problemas. Corría la segunda mitad del año 2021 y las empresas no cotizaban para este tipo de obras, por distintos problemas y desafíos que presentaban. La inflación siempre presente, la imposibilidad de trazar costos predecibles y otros problemas hicieron que hubiera que recurrir a una segunda licitación, y se terminaron forzando algunos acuerdos para empezar las obras de una vez. Finalmente las viviendas empezaron a ejecutarse, pero a partir del segundo semestre del año pasado las complicaciones económicas hicieron que la contratista que trabajaba levantara el obrador y allí quedaron las casas: a medio hacer y con un gran signo de interrogación para el futuro.

¿Y ahora, qué se puede hacer?

Con la decisión del Estado nacional de cortar en seco la inversión en obras públicas, hay que descartar que sigan llegando fondos para viviendas desde esa fuente. Queda el Estado provincial, que era en última instancia el que contrató el proyecto. Pero las arcas provinciales también están exhaustas y Rafaela ya no es prioridad para el gobierno santafesino. No se trata de una especulación, sino de una realidad, confirmada por la decisión del Ejecutivo de redireccionar las partidas previstas para ejecutar 219 viviendas en el barrio 42 y que ahora se destinan a planes habitacionales en Rosario. La impresión que surge en estos primeros meses de la administración Pullaro, donde no hay rafaelinos en ningún cargo ni siquiera en las segundas líneas y terceras líneas de ningún Ministerio (con excepción de Mauricio Basso, que integra el organigrama del Ministerio de la Producción), es que Rafaela ya recibió demasiados recursos durante la gestión Perotti y ahora quedó en los últimos lugares de la fila.

Sobre la base de esa realidad palpable, habrá que encontrar algún mecanismo que evite que las 28 casas del 2 de Abril se transformen en otro monumento al abandono. Muchas personas que hacen llegar mensajes y opiniones a los medios de comunicación se preguntan si no será posible sortearlas y adjudicarlas así como están, entre familias que se comprometan a terminarlas, con esfuerzo propio. Sería muy complejo: habría cuestiones legales a resolver, contratos firmados con una empresa, no todas las viviendas están con el mismo grado de avance, y un sinfín de etcéteras a considerar. Pero así como está todo hoy también hay riesgos: el desmantelamiento de lo que se hizo y la posibilidad de intrusiones que generen problemas más graves aún.

Sin embargo, la gravedad del momento obliga a buscar soluciones creativas, explorar todas las posibilidades, sentarse a negociar con quien haya que negociar e ir por un objetivo concreto: Rafaela no puede darse el lujo, en medio de una crisis habitacional severa, de dejar que sigan paralizándose proyectos constructivos de esta naturaleza mientras miles de familias están desesperadas porque no tienen dónde vivir.

 

Viviendas 2 de Abril Construir Futuro

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