Una jomada especial se vivió en la tarde de este jueves en la sala de sesiones del Concejo Municipal, con la presencia del ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Ricardo Lorenzetti. El prestigioso jurista rafaelino disertó "El nuevo enemigo: el colapso ambiental", que ofrece en el marco de la semana del ambiente, invitado por el Gobierno Municipal de Rafaela, el Concejo Municipal y el Centro de Capacitación del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe.
El intendente Leonardo Viotti fue el encargado de la presentación del Dr. Lorenzetti, a quien acompañaron en el estrado de la Presidencia el titular del cuerpo legislativo, Lisandro Mársico; y el Dr. Pablo Lorenzetti, hijo del ministro de la Corte, quien además se desempeña como juez de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral de Rafaela.
Al comenzar la disertación, Lorenzetti agradeció "especialmente al señor Intendente y a todo su equipo, su gabinete, por esta organización. También quiero agradecer muy especialmente al Concejo Deliberante de la ciudad, a su Presidente. Quiero agradecer también al Poder Judicial, aquí presente. Y sobre todo quiero agradecer a todas las personas, hombres y mujeres de Rafaela, tan querida ciudad que están aquí presentes. Entre los antecedentes, tal vez el más importante que hay que citar es que soy rafaelino y es la ciudad en la cual yo he crecido, en la cual está mi familia, en la cual siempre me parece importante contribuir porque uno nunca deja de pertenecer a la identidad donde se ha criado".
Luego de esa introducción, el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación advirtió que "hoy no hablaremos del derecho ambiental, sino que voy a compartir con ustedes algunas reflexiones de la enorme complejidad que significa el cambio que estamos viviendo a nivel global. No vamos a hablar de temas jurídicos, sino de grandes tendencias que se están viviendo en el mundo actual, porque estamos en un cambio de época. Nosotros decimos que estamos en un fin de ciclo de cómo se ha vivido y cómo se ha gobernado la sociedad, la política y la economía en los últimos 200 años. Es decir, desde la revolución industrial hasta ahora. Hay que tener conciencia de que estamos en una época de cambio histórico. Vamos a presentar algunos de estos lineamientos y también algunas ideas para salir adelante", apuntó inicialmente.
La primera de esas tendencias es sobre lo que “podríamos denominar la pureza hacia la contaminación”. El Juez se preguntó qué es lo que queda de puro en el sentido natural, respondiendo que “es muy poco”, cuando actualmente se encuentran aguas contaminadas -mares, océanos, ríos y aguas subterráneas-, el aire, el paisaje “que muchas veces no lo tenemos en cuenta".
A ello le sumó que, por ejemplo, el paisaje es cada vez más artificial, desacostumbrándonos a ver los paisajes naturales. Pero también al lenguaje, “y hago esta idea de circular por distintos temas, porque el ambiente no es sólo cuidar los pingüinos, las ballenas o un árbol. Es un cambio cultural. Entonces también el lenguaje está contaminado, porque nosotros hemos empezado a olvidar el lenguaje puro tradicional, evolutivo de la historia, para empezar a tener un tecno lenguaje y cada vez más precarizado, cada vez más automatizado.”.
La segunda tendencia es el paso de la diversidad a la homogeneidad: “De la diversidad en el sentido de que en el mundo natural hay muchísimas especies, naturales, especies animales, pero también especies culturales. Y estamos pasando a la homogeneidad. ¿Qué quiere decir esto? Que hoy tenemos muchísimos más animales domésticos y animales de los cuales nos alimentamos que los otros. Los animales domésticos, le decimos perros, gatos, se crían, se expanden. Los animales que nosotros nos alimentamos, por ejemplo, las vacas, los animales que comemos también se expanden, pero todos los demás se extinguen. Es tan destructiva nuestra actividad respecto de la biodiversidad que es el gran tema del año hoy en Naciones Unidas”.
Fundamentó que vamos hacia esa homogeneidad porque cada vez más perdemos lenguajes nativos de los pueblos originarios y también los lenguajes nacionales “porque todo el mundo empieza a hablar lenguaje cada vez más común, una lengua común”. En ese sentido, sostuvo que es algo que condiciona el pensamiento, que también se está haciendo cada vez más homogéneo.
“Piensen ustedes que cada vez más se está perdiendo el pensamiento crítico y cada vez somos más homogéneos en el modo de pensar. Y esto tiene que ver con la organización tecnológica, tiene que ver con los algoritmos. Nosotros, a pesar de que a veces decimos que estamos polarizados y que hay diversidad de opiniones, en realidad lo único que hacemos es lo que se denomina el sesgo de confirmación que han descrito todos los grandes economistas actuales. Nosotros buscamos confirmar lo que ya pensamos y cada vez es más rígido lo que pensamos”, dijo Lorenzetti.
La tercera [tendencia], pasando de un sistema en equilibrio a un sistema en desequilibrio. Se refirió a que el sistema natural tiene un orden, ese orden por ejemplo básico es el de las estaciones. “Hay un invierno, hay un verano, hay un otoño, una primavera y luego hay una flexibilidad sobre esa base organizativa del sistema. Hay de todo, va cambiando, pero sobre una base de una extraordinaria estabilidad y por eso esa estabilidad le da un mensaje al resto porque ¿Cómo sabe un pájaro que tiene que mudarse y emigrar porque cambia la estación? ¿Quién le avisa o quién le comunica a una planta que ha llegado la primavera?”.
Otra de ellas es el trabajo de la acción humana sobre las personas donde comienza aparecer la inteligencia artificial y control de lo que denominamos libre albedrío. ¿Hasta que punto el ser humano va a seguir siendo humano? en la medida que se cambia el lenguaje, porque comienza a ser digital e impone influencias sobre nosotros, "una presión muy grande en su capacidad de decidir, es un debate en el mundo de hoy".
Crisis ambiental y colapso ambiental
Entre otros puntos interesantes, citó a Niall Ferguson, que señala que el apocalipsis ambiental no debe ser presentado así, porque la idea del apocalipsis es la más sobre diagnosticada de la historia de la humanidad.
Y comentó: “Pensemos que ya en la Biblia se hablaba del apocalipsis, y además se habló siempre del apocalipsis cuando había pestes, cuando había grandes crisis, entonces se está acostumbrado al apocalipsis y lo naturaliza. Entonces no hablemos de que es el fin del mundo, ni que es el apocalipsis, ni nada de eso, lo que él dice es que hay que ocuparse de los problemas concretos y no de la idea apocalíptica, y esto es lo importante. Ahora cuando decimos ocuparnos de los problemas concretos, ¿qué es lo que podemos hacer? Bueno, la buena noticia es que el mundo ya está cambiando. ¿Por qué? Porque en la economía, por ejemplo, ya se hizo el cálculo de que el costo de seguridad sigue más alto que el beneficio”.
Más adelante se refirió a Argentina, que no debe perder otra vez el tren, situarnos en el lado equivocado de historia, “porque si nosotros seguimos sin hablar de esto y ocupados en las peleas menores y cotidianas, por eso yo digo el gran enemigo, nosotros nos caracterizamos por buscar los enemigos al lado, pero tenemos el barco que se nos une, es bien la idea del Titanic, entonces hay que cambiar de enemigo”, que afecta a todos por igual.
Catástrofe ambiental
Cerca del final de su alocución, usó a las 500 millas como referencia a la “catástrofe ambiental”. Es decir, cuando ocurría un accidente durante la carrera, sale el auto de seguridad, haciendo que el primero -alejado de los demás competidores- se vaya acercando al resto. “Entonces, el último se acercaba al primero, porque iba el adulto adelante”
Siguiendo ese hilo, mencionó que el mundo tuvo un accidente, la catástrofe ambiental. “Y entonces, se ha acortado la diferencia entre los primeros, los más desarrollados, y los últimos. Fíjense que nosotros nunca vamos a ganar la carrera de hacer el mejor auto, como lo hizo Ford. Pero el mejor auto, con combustibles que no sean los tradicionales, no está inventado”, ejemplificó, entre otros casos similares.
Finalmente, cerró explicando que no se trata de pensar que estamos frente al apocalipsis, sino a la idea de que hay algo que podemos hacer juntos en esta nación. Y eso es el nuevo enemigo. “Es decir, tenemos algo superior a las divisiones que habitualmente nos ocupan. Pensemos un poquito mejor lo que estamos haciendo porque de esa manera nos vamos a sentir más orgullosos con la generación que viene que nos van a preguntar qué hicimos. Y la verdad es que es la primera generación que toma conciencia del cambio climático de que estamos en una crisis, pero es la última que puede cambiar (…) Nosotros somos los responsables de hacerlo. Y si no, nos van a preguntar por qué pudiendo dar, pudiendo hacer no hicieron nada”.
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