Por Julio Armando
En Rafaela y los alrededores funcionan unos 10 moteles o albergues transitorios: 2 dentro de la ciudad, unos 5 sobre la Ruta 34 y 3 en Bella Italia. Para conocer cómo viene la actividad, RAFAELA NOTICIAS conversó con Pamela Salort, a cargo junto a su pareja de "Molino Rojo", uno de los 3 moteles que están en la Ruta 70, en Bella Italia. La entrevistada reconoció que "no se está trabajando al ciento por ciento de ocupación" como ocurría antes de la pandemia. Por un lado quizás por el temor que generó el tema del coronavirus, pero por otro, -y a lo cual le atribuye mayor responsabilidad tanto ella como otros comerciantes del mismo rubro-, por los controles policiales y de tránsito que se instalaron en la Ruta 70 entre Rafaela y Bella Italia, a metros de donde se encuentra la zona de moteles. "Eso lamentablemente achicó muchísimo el acceso de clientes", comentó. "Es que en los controles te piden documentación, te preguntan a dónde te dirigís, de dónde venís, y hay personas a las que les da vergüenza decir que van a un motel. La gente esquiva eso, no tiene ganas de dar explicaciones y directamente no viene. El motel es un lugar donde se brinda privacidad, algo que dejó de haber por los controles", agregó Salort. Por otro lado, manifestó que esta situación ya fue planteada a las autoridades, no para que eliminen los controles, sino para que los trasladen más al Este, dado que cumplirían la misma función de seguridad, y no perjudicarían el trabajo de los moteles. Pero al plantear el tema, "se tiran la pelota" entre Bella Italia y Rafaela, dado que desde un lado responsabilizan a la otra localidad y viceversa; pero lo que ven los comerciantes es que hay una decisión conjunta entre las autoridades políticas de ambas jurisdicciones en que los controles sigan estando allí. Esta traba que vienen sufriendo los moteles en Bella Italia, ha sido una de las causas que ha generado el cierre de un motel denominado Hora Cero en la Ruta 70, que hace dos años se encuentra a la venta.
La actividad sigue teniendo demanda a lo largo del tiempo
Al margen de la disminución de clientes, Salort indicó que "la actividad está en continuo funcionamiento". Para lo cual intentan mejorar el servicio adaptándolo a los nuevos tiempos. "Tratamos de renovar las habitaciones, los accesorios, las luces. El cliente puede encontrarse con duchas, calefacción, aire acondicionado, canales eróticos, frigobar, Wi Fi", explicó. Respecto a la mantención de estos servicios, la entrevistada comentó que cada uno o dos meses van aumentando los costos debido a la inflación del país, por lo que también desde el motel tienen que subir las tarifas. "Gracias a dios los clientes no se quejan del precio, al que le gusta venir sigue pagando el lugar , paga la comodidad y el servicio", explicó. Agregando que el turno de una hora se ubica en los 2.500 pesos, buscando proponer promociones a partir de las dos horas como estrategia para atraer más clientes.
Un lugar para cumplir fantasías
Salort comentó que el servicio del motel es utilizado por todo tipo de clientes de una edad variada: desde los más jovencitos que asisten luego del boliche, pasando por gente adulta e incluso adultos mayores. El motel no es sólo sinónimo de lo clandestino en cuanto a relaciones, sino que hay parejas estables que buscan salir de la rutina dejando su casa, están los que van a festejar su aniversario o a pasar la noche. Al preguntarle a Salort respecto a si está permitido el ingreso de más de dos personas, indicó que no. Pero suelen tener pedidos especiales a los que se accede con la condición de que cuiden las instalaciones y no rompan nada. "Se trata de un lugar para cumplir fantasías y salir de la rutina, yo les digo que no pueden ingresar más de dos pero si me prometen que van a cuidar las instalaciones les damos permiso", comentó. Aclarando que de todas maneras los propietarios del motel no llegan a ver cuántas personas ingresan a las habitaciones, dado que no hay cámaras ni en las cocheras ni en los cuartos, sino solamente en la playa de ingreso por cuestiones de seguridad. Y comentó una situación que tuvieron que vivir tiempo atrás, cuando se encontraron con 12 personas en una habitación, las cuales estaban completamente ebrias y causando destrozos. Por lo que tuvieron que llamar a la policía y los involucrados se hicieron cargo de los daños.
En otra parte de la nota, la entrevistada comentó que hay dos momentos de alta demanda de moteles: por un lado en los meses de verano, cuando los jóvenes que están estudiando en otras ciudades vuelven a Rafaela a pasar las vacaciones; y además cuando hay carreras en el autódromo. Aunque en este último caso, la asistencia también mermó por los controles policiales mencionados al principio de la nota.
Salort señaló finalmente que los moteles existen desde hace mucho tiempo, que se trata de un servicio que se brinda a la población y a su vez un medio de vida para familias que llevan adelante estos emprendimientos. La pandemia fue un golpe duro para el sector, ya que estuvieron 5 meses cerrados al no ser considerados un servicio esencial, y luego los dejaron abrir pero pocas horas. Ahora están retomando la actividad con mucho esfuerzo, solicitando la mayor colaboración posible de las autoridades para seguir progresando.
